Violencia
Se puede definir la violencia como el ejercicio de una acción destinada a infringir daño a uno mismo, a otros seres vivos o a la destrucción de bienes y objetos.
A partir de esa definición puede establecer una clasificación muy completa de tipologías de violencia, atendiendo a diferentes criterios.
Tipos de violencia
Por el tipo de acción puede diferenciarse entre:
- Violencia física, cuando la acción dañina o destructora es de naturaleza ejecutiva y se basa en la fuerza.
- Violencia verbal, psicológica, simbólica, que se ejerce fundamentalmente a través de acciones expresivas, pero también a través de la comunicación no verbal, humillando, menoscabando, despreciando a determinadas personas o colectivos.
Dependiendo de la víctima de esa violencia, puede diferenciarse entre:
- Violencia de machista, ejercida por los hombres contra las mujeres por el hecho de serlo. Incluye la violencia sexual, como una acción que fuerza a otra persona a mantener una relación o contacto sexual de cualquier tipo.
- Violencia de género, que podría extenderse a los hombres, al colectivo LGTBI+ por el hecho de serlo. Incluye la violencia sexual, como una acción que fuerza a otra persona a mantener una relación o contacto sexual de cualquier tipo.
- Violencia parental, la que, más allá de la violencia machista, se ejerce contra otros familiares como niños/niñas o personas mayores.
- Violencia infantil, la ejercida contra las personas menores de edad, bien por otras personas menores de edad bien por personas adultas.
- Violencia xenófoba o racial, que se ejerce sobre personas o colectivos considerados un “otro” por su origen étnico, por su nacionalidad, incluso por su situación económica o social o por sus creencias.
Por su entorno,
- Violencia doméstica, las que ocurre en el hogar
- Violencia escolar, en los centros educativos (incluyendo el acoso o buylling)
- Violencia laboral, en los centros de trabajo
Los efectos de los contenidos audiovisuales violentos
La exposición a contenidos violentos en los medios de comunicación es comúnmente señalada como un factor que fomenta la violencia juvenil por parte de la literatura científica, aunque no existe acuerdo sobre el modo en el que se ejerce esa influencia.
Los medios digitales han abierto nuevas vías por las que los jóvenes pueden acceder, voluntaria o involuntariamente, a contenidos violentos, ampliado el foco de atención hacia nuevas formas de ejercer la agresión social y relacional en los entornos online.
La mayoría de los investigadores acepta hoy que los efectos primarios de la exposición de los medios de comunicación son el aumento de la conducta violenta y agresiva, el aumento de los comportamientos de alto riesgo.
Admitiendo, que no todos los individuos son igualmente vulnerables a los efectos de los medios y que el visionado de la violencia mediática (o su ejercicio “simbólico” en los videojuegos) no es el único elemento que influye en la agresividad juvenil, si se hace hincapié en su importancia al combinarse con otros factores: falta de supervisión de los padres, entorno social amenazante, aspectos caracteriales u otros.
En EEUU, el célebre informe Media Violence Commission de la International Societyfor Research on Aggression (ISRA) en 2012 obtuvo una enorme repercusión pública, y la contundencia de sus datos llevó ya a instituciones como la American Academy of Pediatrics, la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, la American Psychological Association, la American Medical Association, la American Academy of Family Physicians, y a la American Psychiatric Association a solicitar acciones políticas.
La ingente investigación recopilada por la Media Violence Commission, y otras similares, ponían de relieve que el consumo de programas violentos aumenta la desensibilización ante la violencia y el riesgo relativo de agresión, y que los menores (especialmente niños) que crecen expuestos a medios violentos tienen un mayor riesgo de comportarse agresivamente en la vida real cuando son adolescentes y adultos.
Los efectos de la violencia mediática han sido encontrados en todos los tipos de medios examinados: series y programas televisivos, películas, videojuegos, música, dibujos animados, etc., y los efectos son notablemente consistentes independientemente del tipo de medio, edad, sexo o lugar de residencia.
Si, a pesar de estos datos, todavía sigue existiendo, incluso en la comunidad científica, ciertas reticencias a aceptar los efectos de la violencia mediática, ello parece deberse a aprioris ideológicos o al hecho de que dichos efectos no son inmediatos ni necesariamente generalizados sino que tienen un carácter acumulativo a lo largo del tiempo.
Otros elementos que añaden complejidad a la evaluación de los efectos son, por ejemplo, la dirección causal entre comportamiento y exposición a contenidos violentos (¿son los menores más violentos los que se exponen a contenidos violentos?) o la importancia a la hora de agravar o moderar el efecto violento del tratamiento de la violencia: su grado de realismo, la justificación de la violencia o la descripción de las consecuencias de la violencia
En relación a las redes sociales, el macro-proyecto europeo EU Kids Online encuentra que después de los juegos, son los sitios web de videos compartidos las principales fuentes a través de las cuales los adolescentes europeos reciben imágenes cruentas y descontextualizadas sobre accidentes, abuso o muerte. Un reciente análisis de contenido de los videos orientados a los adolescentes en YouTube muestra que, alrededor del 20% de estos versan sobre el acoso, ascendiendo al 26,7% si están creados por los propios, lo que nos da una pista del tipo de imágenes a las que pueden estar expuestos. Además, la viralización de estos contenidos tiene un elemento importante de participación e integración social. De esta manera, a los efectos de los medios se une la influencia de los pares, danto entrada a otros fenómenos como el ciberbuylling.
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